La incógnita historia de los Zoológicos

Por Florencia Marcelli

24/02/2021

Si les digo que piensen en un zoológico, ¿qué es lo primero que se les viene a la cabeza? Probablemente no sean ideas positivas o felices, por el contrario, van a pensar en el encierro, el cercenamiento de la libertad, el cautiverio y la explotación animal en favor del ser humano. 

La falta de información y educación provoca que las personas por lo general no cuenten con los argumentos suficientes como para formar una postura  respecto de la existencia de los zoológicos. Cabe aclarar que, de ningún modo, este artículo busca reprochar a quienes batallan por el bienestar animal y se preocupan por aquellos que no tienen voz, porque yo soy esa persona todos los días de mi vida. 

Ahora bien, los invito a reflexionar qué pasaría si cerráramos todos los zoológicos del mundo. ¿Dónde llevaríamos a los animales? ¿Qué haríamos con aquellos que por cuestiones de salud o adaptación no pueden ser trasladados? ¿Creen que un animal nacido en un entorno antinatural pueda vincularse fácilmente con su hábitat? Esas decisiones no se pueden tomar de un día para el otro y existen diversas cuestiones a considerar. 

No siempre la historia fue igual 

Ya conocemos nuestra historia, sabemos que como sociedad hemos evolucionado hacia un cuidado más consciente del planeta y todos los seres vivos que habitan en él (y seguimos haciéndolo constantemente). Hace algunos años, millones de visitantes acudían a los zoológicos diariamente. Durante el día, las familias podían pasarse horas alimentando a los animales con pequeños trozos de alimento que, de forma muy peculiar, eran aptos tanto para las jirafas como para los chimpancés. Para no extenderme demasiado, no ahondare en aquellos zoológicos o acuarios que incluso admitían el contacto estrecho entre el visitante y el animal, sometiendo a estos últimos a una situación de estrés constante y forzada. 

Lo que resulta importante destacar, es que a lo largo de los años estas prácticas se han, cuanto menos, dosificado o controlado. Pasamos de tener a grandes felinos encerrados en un exhibidor de concreto a que puedan disfrutar de un entorno lo más parecido posible a su hábitat natural, donde, como mínimo, pisaban pasto en vez de cemento. La situación actual de los zoológicos del mundo dista mucho de aquellas celdas siniestras que poseíamos a principios del siglo XX. 

¿Por qué son fundamentales los zoológicos en la actualidad? 

Si bien la palabra “zoológico” muchas veces nos predispone mal, como mencioné anteriormente, muchos se han transformado en algo diferente a lo que eran algunos años atrás y algunos incluso han cambiado de nombre, como es el caso del Ecoparque (ex Jardín Zoológico de Buenos Aires). 

A raíz de esta transformación, estos espacios han conservado sus funciones esenciales que contribuyen a un cambio positivo hacia el futuro. Repasemos cuáles son: 

1. Conciencia y educación ambiental.

De chicos, muchos hemos podido evidenciar con nuestros propios ojos que tan gigantesco es un elefante, cómo las jirafas extienden sus cuellos largos para alcanzar su alimento e incluso, escuchar el robusto rugido de un león. Sin darnos cuenta, enriquecimos nuestra educación a través de la diversión de una tarde en algún zoológico de una ciudad; además, considero, que a más de uno aquella conexión tan auténtica le habrá despertado un sentimiento de empatía y amor por esas criaturas.

Probablemente, los niños y niñas de hoy y del futuro no puedan vivenciar la misma experiencia y se encuentren a kilómetros de distancia de estos animales. Para redimir esto, los actuales zoológicos son un espacio de educación acerca de numerosos datos del reino animal, principalmente enfocados en su cuidado y respeto, en la importancia de la conservación de la biodiversidad y en la prevención de la extinción de especies.

2. Ciencia e investigación.

Imagínense examinar a los animales en el medio de la Sabana, sería prácticamente imposible. Otro objetivo de los zoológicos radica en la investigación de las especies para poder aprender sobre ellas y para, por ejemplo, crear medicamentos para salvarlas. Hoy en día contamos con una vasta variedad de información porque tuvimos la oportunidad de estudiar las especies en un ámbito que nos otorgó esa posibilidad.

3. Conservación de la biodiversidad.

Lo cierto es que la pérdida de la biodiversidad, lamentablemente, es un hecho innegable de la actualidad. Muchos zoológicos contribuyen, a través de específicos programas de conservación, a proliferar las especies y sobre todo a aquellas que se encuentran en peligro de extinción. De esta manera, actúan como un lugar especializado, con profesionales de diversas disciplinas que se ocupan de  salvar a estas especies, incitando su reproducción de una forma completamente supervisada.

En general, aquellos centros de conservación de la biodiversidad no se encuentran abiertos al público justamente para mantener a los animales alejados de cualquier tipo de estrés que pueda ser ocasionado debido al contacto con el ser humano.

4. Rescate de fauna.

¿Dónde creen que van aquellos animales rescatados del tráfico de fauna o de la mascotización? Muchos zoológicos los receptan y albergan en sus recintos. Aquellos que están en condiciones de ser liberados, suelen ser derivados a sus hábitats correspondientes. Sin embargo, algunos animales sufren de estrés excesivo por haber sido trasladados (en algunos casos enormes distancias) de forma ilegal y en esos casos el zoológico interviene para darles un hogar. Incluso, en algunos casos donde las condiciones estén dadas, los zoológicos se ocupan de realizar tareas de reinserción para adaptar al animal a un nuevo hábitat.

Sumado a esto, numerosas víctimas de la mascotización, al no haber estado en contacto con otros ejemplares de su especie, nunca se podrían adaptar al contacto con otros animales. Es por ello, que no es posible que se queden en otro lugar que no sea un zoológico, bajo todos los cuidados correspondientes, debido a que no sobrevivirían en otro entorno.

No es menor que, en consecuencia del cambio climático, la desertificación, la deforestación y la contaminación marina, numerosos ecosistemas son degradados hasta el punto de dejar de ser aptos para acoger a los animales que en ellos habitan. Cuando las áreas naturales fallan, el zoológico interviene en su reemplazo. Por ejemplo, el Zoológico de Australia, que cuenta con un hospital y un equipo de veterinarios especializados, se han ocupado de asistir a más de 90.000 animales sobrevivientes de los incendios forestales característicos de ese ecosistema.

Conclusión

El fin de este artículo reside en aportar herramientas al diálogo, informar sobre cuál es la diferencia entre un zoológico antiguo y uno actual, aggiornado a los nuevos tiempos. Reitero nuevamente, soy una entusiasta de la protección de los derechos de los animales y desde que tengo uso de razón he estado en contra de los zoológicos, los circos y los acuarios. No obstante, me he permitido evolucionar en mi pensamiento para poder expresar mi opinión, formada luego de interiorizarme y formarme en esta temática. 

Para concluir, considero que la importancia de la existencia de los zoológicos en la actualidad es innegable e indudable. De todas maneras, no por ello vamos a dejar de exigir los mejores parámetros.

 

Bibliografía

  • Baschetto, F. (2000). Repensando los zoológicos de la Argentina: manifiesto. Buenos Aires, Argentina: Editorial Dunken. Disponible en: http://bit.ly/1N2G5Hx

  • WWF. (2007). WWF Policy Statement on Captive Breeding. Disponible en: https://bit.ly/2sRIoNs

  • WAZA. (2015). Estrategia mundial de zoológicos y acuarios para la conservación. Disponible en: https://bit.ly/2hICzgT

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